Bueno, increíble pero cierto, me he sentado a publicar hoy y no me acordada de la contraseña para entrar a mi blog...de hecho, sigo sin acordarme...menos mal que en mi ordenador tenía un acceso en el que está marcada la casilla de "recordar contraseña"...si se me estropea el ordenador, tendré problemas, así que seguiré haciendo memoria.
A los que os lo estáis pensando...ánimo, tenéis todo mi apoyo, os lo recomiendo. Y, por supuesto, a la alimentación le acompaña su dosis diaria de ejercicio, mínimo caminar, así que no hay excusa porque todos tenemos dos piernas y un largo camino por recorrer...no lo hagáis con exceso de equipaje.
Hacía tiempo que no publicaba, empecé a aceptar encargos de cuadros, tartas y galletas y a descuidar el blog...acabé saturada.
No me pasa a mí sola, de vez en cuando este mundo te agobia por diferentes motivos y necesitas un respiro. Además de perder la ilusión repostera, he perdido la ilusión en general por la cocina y esto ya es más grave...nunca antes me había pasado y sólo os pondré un ejemplo...olvidé poner harina en mi último bizcocho (no estaba muy motivada, evidentemente) y por más que pensaba que la masa estaba rara, no se me ocurría qué pasaba. Ya en el horno, miré de nuevo los ingredientes y comprendí que había dejado la harina sobre la mesa porque, sacarla del armario, la había sacado, lo primero además. Esto parece cosa de loca más bien que de desilusionada, pero lo dejaremos en despiste.
Las razones de esta desilusión son varias y no vienen al caso pero una de ellas es, sin duda, mi nueva alimentación. Tengo que decir que durante años he hecho tartas, magdalenas (sobre todo esto) que ni he probado y no miento si digo que de los cientos de galletas que he hecho, habré comido sólo un par de ellas, en mi casa lo saben, es así. Hay quien está delante del horno esperando lo que sea que haya dentro para comerlo aún a riesgo de abrasarse y yo ni lo pruebo, esto ocurre en mi casa.
Y digo esto porque llevo a dieta un año y siempre he creído...la gente pensará...claro, como no le van a sobrar esos kilos, con todas las cosas que hace, se lo zampa todo!!!. Pues no, nada de dulce, nada de fritos en mi casa pero sí, me sobraban unos kilos acumulados desde mi embarazo, después de mi embarazado sobre todo porque no engordé tanto y ya le había llegado la hora de dejarlos.
Qué pasa entonces, pues que cocinar cuando estás a dieta no es tan divertido, lo cual no quiere decir que sea aburrido pero, sobre todo, al principio cuesta hacer el cambio.
Sólo es cuestión de organizarse un poco mejor, de comer de todo en todos los platos, de comer de todo durante la semana y de no abusar de platos hipercalóricos...o sea, que está muy bien comer pasta pero no puedes comer pasta cinco días a la semana...y no es esto lo que hacía yo, ni de broma, pero por lo que sea, no perdía ni un gramo...ahí, guardando todo para mí.
Los interesados en mi dieta, no dudéis en pedirla, ya iré dejando instrucciones, pero no hay milagro...mi endocrino me dijo "olvídate, no existen los milagros, para perder peso hay que pasar hambre"...muy simpático él y muy motivador. Perdí siete kilos resignada a una triste hoja que el muchacho me había dado y después conocí a mi dietista que me hace la vida sana mucho más alegre.
De entrada hay que cambiar hábitos, de vida sedentaria nada, por supuesto. Importante, importantísimo, lo que comemos. Lo básico, comer fruta, cuidar la sal, la forma de cocinar... empezaremos cambiando productos que comemos habitualmente y que podemos permitirnos por los mismos con menos calorías. Cuando hablo de mi dieta siempre recomiendo los productos de Campofrío porque son bajos en grasa y de excelente calidad. Hay que elegir bien los embutidos, de los caseros nos olvidamos, esos las llevan todas, esos para ocasiones especiales y mejor pavo que cerdo, de toda la vida. Luego están los yogures (olvidaros de los griegos), mejor desnatados, leche desnatada, quesos light, jamon york bajo en calorías y ojo con estas cosas porque no son tan bonitas como las pintan pero alguna, ayuda. Por ejemplo, si te comes un helado sin azúcar, pues sí, estás quitando parte de calorías pero cuidado que la grasa está ahí así que mejor no comerse el helado...ahora no vayas a estar todo el verano sin probarlo o te dará igual perder peso porque perderás también la alegría.
Se trata de comer sano, no triste.
Así que de ahora en adelante os dejaré recetas bien sanas y que no engorden nada de nada, aunque alguna alegría habrá que darse de vez en cuando...no luce igual una menestra que una tarta de chocolate por muy sana que sea la una y muy calórica la otra...Dios, es cierto eso de que "todo lo bueno engorda".
Hoy no tengo receta, tengo propósito de hacerlas, que no es poco y las hago porque comer como todos los días, ahora falta sacar la cámara de fotos y sentarme a escribir...veremos...por algo se empieza. Aquí podéis ver un plato sano para ir haciendo propósito de dieta, una cremita de verduras para una cena caliente, ahora que empieza el frío.
A los que os lo estáis pensando...ánimo, tenéis todo mi apoyo, os lo recomiendo. Y, por supuesto, a la alimentación le acompaña su dosis diaria de ejercicio, mínimo caminar, así que no hay excusa porque todos tenemos dos piernas y un largo camino por recorrer...no lo hagáis con exceso de equipaje.